Hetero, La Princesa Maldita y el Caballero Afortunado

Capítulo 4: Celebraciones de cumpleaños y debutantes, peleas y reencuentros. Parte 4

¡El señor Chris es un idiota! ¡Ya he tenido suficiente! ¡Voy a hacer lo que se me antoje! Sonia corrió a las habitaciones que le habían sido asignadas en el palacio real mientras se enjugaba con fervor las lágrimas que caían sin final.

Una dama noble llorando mientras corría por los pasillos del palacio debe haber sido una vista peculiar. Pero las penetrantes miradas y voces de los espectadores no la alcanzaron en su estado actual. Además, ayudaba que hubiera corrido desde el tranquilo jardín a la sección del palacio restringida al rey, su familia y amigos cercanos. Aparte de algunas sirvientas asustadas que saltaban a ambos lados del pasillo, Sonia llegó al ala donde se ubicaba su habitación sin encontrarse con nadie.

Apenas podía oír la música que llegaba desde lejos. Los invitados probablemente estaban en medio de la juerga. Afortunadamente, todavía era demasiado pronto para que hombres y mujeres compartieran sus tiernos afectos.

Correr tan rápido como pudo había dejado a Sonia sin aliento. Redujo la velocidad a un trote mientras luchaba por recuperar el aliento.

¿Cuándo fue la última vez que lloré tanto que me dio hipo? Se preguntó Sonia, pensando en el pasado. Estoy bastante segura de que fue cuando me notificaron que el menor de mis hermanos mayores había muerto. Su muerte había reducido a su familia a solo ella y, se había sentido llena de tristeza e incertidumbre. ¿Qué se suponía que debía hacer a partir de ahora? ¿Cómo se suponía que iba a vivir? ¿Para qué se suponía que tenía que vivir?

En ese entonces, se había sentido como si la hubieran abandonado en un desierto sin brújula. No sabía de quién depender. ¿A quién debería acudir en busca de consejo? ¿A quién podría acudir para transmitirle este dolor indescriptible? Aunque había buscado las enseñanzas de Dios mientras estaba en la abadía real, el hecho era que Dios solo le sonrió y nunca le había extendido la mano. No era como si la abrazara con fuerza. El ídolo ante ella había sido simplemente una alegoría.

Primero, un accidente le había quitado sus padres a Sonia. Su joven corazón herido difícilmente podría ser reparado con solo oración después de que la llevaran a la abadía real inmediatamente después de su pérdida.

Había querido cariño. Sin embargo, todas las personas que la tranquilizaban con un simple abrazo habían fallecido. Joven como ella era, sabía que la estatua blanca, fría y liza no podía ofrecerle lo que buscaba. Quizás adorar a la estatua en lugar del Dios de la Biblia era el problema, pero ella no sabía la diferencia.

Sonia había llorado y llorado y llorado… y Pamela había llorado con ella. —Yo tampoco tengo madre ni padre. Estoy completamente sola, —Pamela le había confesado. Ante la misma situación, se abrazaron y lloraron.

Sonia tenía muchas ganas de ver a Pamela. Quería expresar sus sentimientos.

—Pamela… —Sonia dijo el nombre de su amiga, conteniendo las lágrimas.

— ¿Sonia…?

Sorprendida al escuchar la familiar voz venir desde sus espaldas, Sonia se dio la vuelta lentamente. — ¿Pamela? ¿Eres tú? —Preguntó.

Con un vestido rojo y negro con flores reales en su peinado, algo en su atuendo se veía diferente al de las otras damas nobles. Era brillante y sexy.

Sonia estaba tan sorprendida por el marcado contraste con la imagen inocente y alegre que tenía de Pamela en la abadía que se olvidó por completo de llorar. — ¿Qué? ¿Por qué te ves tan sorprendida? ¿Me veo graciosa? —Preguntó Pamela.

Sonia negó con la cabeza, todavía estupefacta. En realidad, el vestido le quedaba hermoso. Simplemente no se veía como algo que hubiera esperado ver usar a su vieja amiga. No con esa combinación de colores o el diseño maduro y, mucho menos con el lápiz labial rojo que lo acompaña. Pamela miró a Sonia con una leve sonrisa en los labios, y a Sonia le pareció que su mejor amiga había madurado mucho más rápido que ella.

¡Pero definitivamente es Pamela quien está parada frente a mí! ¡Mi irreemplazable mejor amiga! La visión de Sonia lentamente comenzó a volverse borrosa una vez más.

— ¡Pamela! —Sonia lloró y se arrojó sobre su amiga en un ataque de lágrimas. — ¿Qué estás haciendo aquí? Fui a la abadía el otro día, ¡pero dijeron que tu familia vino y te recogió…!

—Mi tío organizó mi fiesta de presentación. Quiere casarme lo más rápido que pueda, —respondió Pamela. Torció la boca con disgusto y apretó la falda de su vestido. —Pensé que podrías estar aquí esta noche, así que te estaba buscando.

— ¡Lo mismo yo, Pamela! —Suspiró Sonia.

—Te vi con el caballero Crisford, pero te perdí de vista después de que se separaron. Así que esperé a que volvieras hasta que llegó el momento de la presentación de debutantes. ¡Pero nunca apareciste! Pregunté si alguien sabía lo que te pasó.

— ¡Ah! ¡La presentación! ¡Lo olvide por completo! —Exclamó Sonia.

Todas las damas nobles que se convertían en debutantes en el año eran presentadas individualmente durante la celebración anual de cumpleaños. Se suponía que Sonia debía hacer fila y esperar su turno para salir frente a la corte real.

— ¡No puedo creerlo…! ¡¿Cómo pude olvidarlo?! —Exclamó.

—Se lleva a cabo las tres noches del festejo, así que no te preocupes por desaprovechar esta noche.

— ¿Tu ya te has presentado? —Preguntó Sonia.

—Mi tío se me pegó como la lapa para que me presentara. Como puedes ver, a él no le importa lo que haga ahora que ya termine con eso, —dijo Pamela encogiéndose de hombros exasperada. Sonia se sintió aliviada interiormente al ver que seguía siendo la misma Pamela que conocía. Era un testimonio de lo lejos que la impresión que daba Pamela se desviaba del pasado.

—De todos modos, ¿qué está pasando? Encontré tu habitación y te estaba esperando aquí. No esperaba encontrarte llorando por los pasillos… ¿Por qué no está el caballero Crisford contigo como siempre?

— ¡Pamela…!

Recordando por qué había estado llorando, Sonia se derrumbó sobre su amiga en otro ataque de lágrimas

~❀❀❀~

Sonia le dio la bienvenida a Pamela a su habitación asignada y le contó lo sucedido de principio a fin. En algún lugar del relato, se dio cuenta de que había una sirvienta presente. Con toda probabilidad, Chris había hecho arreglos para que estuviera aquí. A menudo la impresionaba la sensibilidad mostrada en su amable consideración, pero esta vez no la había perseguido.

¿No es éste uno de los momentos más importantes para perseguir a la chica? Solo había escarbado en la llaga.

—El señor Chris sólo se ha resignado a casarse conmigo por las órdenes del rey… —Dijo Sonia. Ese hecho hizo que su visión se volviera borrosa una vez más. —Por eso insiste en llamarme princesa.

La sospecha había rondado su mente vagamente, nunca tomando una forma concreta. Abrumada por el caos de los disturbios sobrenaturales, trató de no agregar otro elemento de inquietud a su vida. Quizás por eso su corazón cubrió sus dudas con un fino velo. Pero ahora que esos extraños sucesos se habían calmado, este se había quitado para que ella afrontara de nuevo su matrimonio. Y al hacerlo, encontró…

— Sonia… toma un poco de té, —sugirió Pamela, colocando la taza y el platillo frente a ella. —Sé que es tu sirvienta, pero dadas las circunstancias, me encargué de pedirle que lo preparara.

Pamela instó de nuevo, —toma un poco, —antes de que Sonia levantara la taza. También había bocadillos como galletas y un pastel en capas dispuestos en la mesa ovalada bellamente tallada. Cuando Sonia miró con los ojos hinchados a la sirvienta a su lado, la mujer sonrió suavemente y asintió con la cabeza.

—Gracias, —dijo Sonia y tomó un sorbo del té ámbar con vapor elevándose de la taza. Una suave dulzura mojó su boca seca, aliviando sus nervios. Solo ahora se dio cuenta de lo áspera y seca que se sentía su garganta de tanto llorar.

—Pamela, eres increíble.

— ¿A qué te refieres?

Sonia sonrió suavemente ante la expresión de desconcierto en el rostro de Pamela por haber recibido un cumplido tan repentino.

—Puedes ver cómo estoy y mostrar tu preocupación sin ser arrogante. Eres capaz de darme con delicadeza exactamente lo que quiero… Siempre he admirado eso de ti, desde nuestros días en la abadía. Lo haces de manera casual pero con una calidez que derrite los problemas que me atascan el corazón. Los actos de bondad que muestras tienen ese poder, Pamela… Estoy segura de que harás muy feliz al afortunado que se case contigo.

Después de escuchar en silencio la confesión de Sonia, Pamela gruñó con voz profunda: —Eso no es cierto, —sorprendiendo a Sonia. Bajó la mirada como para sacar a Sonia de su vista mientras continuaba.

—Solo piensas eso porque tenía demasiado miedo de hacer lo contrario. Siempre estaba cuestionando a todos, desesperada por asegurarme de que no llegaran a odiarme. A diferencia de ti, tenía miedo de salir lastimada si expresaba mis emociones o era fiel a mí misma.

—Pamela… No me di cuenta de que…

—De todos modos, volvamos al tema que nos ocupa, ¿de acuerdo? La forma en que el caballero Crisford te está tratando es un problema mucho mayor que el mío, ¿no es así? —Preguntó Pamela, levantando la cabeza con una sonrisa.

Abrumada por su sonrisa intransigente, Sonia asintió y dijo: —Sí.

—Aun así… su actitud no me sienta bien, —dijo Pamela. —Pensé que durante tu compromiso y luna de miel, bueno… serían tan cariñosos que romperían en sonrisas enamoradas cada vez que se mirasen a los ojos.

—Tal vez sea mi culpa por desmayarme cuando nos conocimos, —sugirió Sonia. Con la escena en mente, difícilmente podría culpar a Chris por lo que hizo o dijo.

Después de todo, lo rechacé sin rodeos a través de mis acciones, en lugar de solo palabras.

—Dios. Realmente fue una crueldad por mi parte desmayarme simplemente porque él no era el príncipe Severin, —reflexionó Sonia.

—Pero creo que siéntete libre de engañarme también es cruel…

— ¡¿Engañar?! El señor Chris no dijo que debería engañarlo, pero…

— ¿No es lo mismo? —Pamela intervino en un tono sensato que silenció a Sonia. Ésta era la razón por la que la propia Sonia se había enfurecido tanto.

Pamela continuó: —Supuestamente una vez en la luna azul, oirás hablar de parejas entre la nobleza en las que cada parte persigue libremente aventuras románticas con la bendición de su cónyuge… Quizás el caballero Crisford apoya tal infidelidad. Escuché que como caballero real, nunca sufrió de necesidad en términos de aventuras románticas.

Sonia se tensó cuando cada palabra salió de la boca de Pamela. — ¿Eh…? Esta es la primera vez que escucho eso…

—Escuché los chismes mientras estaba en espera para mi presentación de debutante. Ustedes dos llamaron bastante la atención durante su audiencia con el rey Patrice, ¿sabes?

Pamela comenzó a rememorar los chismes que había escuchado.

—Así que el caballero Crisford finalmente ha decidido establecerse.

— ¿Crees que vivirá en la casa de su esposa una vez que se case?

— ¡Si tan solo pudiera haberme revolcado con él una vez antes!

— ¡Es bueno que no lo hicieras! Se rumorea que ha tenido una pelea reciente con el príncipe heredero y su esposa.

— ¿De verdad? Me pregunto si los rumores de sus encuentros con la princesa heredera eran ciertos después de todo.

—Quizás por eso Su Majestad está tratando de distanciar al caballero Crisford del palacio.

—Esto demuestra que algunas mujeres no están al alcance ni siquiera del gran caballero diamante.

— ¿La chica Clare sabrá algo de esto?

—Escuché que ha pasado la mayor parte de su vida en la abadía real, así que dudo que esté al tanto de esos chismes mundanos…

— ¿Sabrá lo que se necesita para satisfacer a caballero Crisford? ¿Qué opinas?

—Pertenece a una de las casas más ricas del reino. ¿No es eso suficiente para satisfacerlo?

—Pero el linaje de los Clare también está…

—Escuché en silencio hasta allí, pero luego me llamaron, así que tuve que subir a la plataforma. No sé qué se dijo después de eso… —concluyó Pamela. Su voz estaba llena de simpatía pero cayó en oídos sordos.

Eran solos los chismes desconsiderados de un puñado de damas en la fiesta. Pero el contenido era más que suficiente para lastimar a Sonia.

Está teniendo un romance ilícito con la princesa heredera. ¿Es por eso que el señor Chris sigue postergando el matrimonio? ¿El rey Patrice lo eligió para mí como una forma fácil de deshacerse de él? No puedo creer que hiciera eso después de que lo he tratado como a un padre. ¿Yo no era más que un peón para él?

Reconocido como el caballero diamante más fuerte de la historia, otras naciones temían a Crisford Cortot hasta el punto de advertirse entre sí: No duden en retirarse si aparece en el campo de batalla. El rey Patrice no podía simplemente exiliarlo por cometer un crimen de intriga romántica. En ese caso…

— ¿El rey Patrice estaba usando nuestro matrimonio para echar al señor Chris del palacio real mientras se aseguraba de que permaneciera en Pharrell…? ¿Y me eligió a mí porque no sé nada del asunto…? —supuso Sonia. Cuando la situación salió a la luz, pesó sobre su corazón. Luchando por respirar, tuvo que inhalar y exhalar profundamente varias veces.

—Sonia, ¿estás bien? —Preguntó Pamela. Su mano se envolvió alrededor de los hombros de Sonia. Terminó soportando el peso de Sonia mientras está se dejaba caer.

— ¿Debería estar de acuerdo con esto…? Ya no estoy segura, —respondió Sonia. Sabía que este matrimonio con Chris era beneficioso tanto para ella como para la línea de los Clare. Se dio cuenta de que era difícil para las personas de noble cuna casarse solo por amor. Las relaciones siempre se pueden construir después de que se pronuncian los votos. Tal era la naturaleza del matrimonio entre la nobleza. Sonia nunca se había desanimado por esto porque sus padres eran un ejemplo de uno de esos matrimonios y, había visto cómo llegaron a amarse y cuidarse el uno al otro. Pero Chris ya amaba a la princesa heredera.

Y aquí estaba yo… empezando a… a desarrollar sentimientos por él… Sonia no podría casarse con él si no le correspondía sus sentimientos.

— ¿Es por eso que… el señor Chris me dijo que me relacionara con muchas personas? De esa forma él podría… —Sonia se calló.

¿…estar con la princesa heredera? Terminó en su mente. ¿Me iba a usar como fachada para verla…?

Las dudas surgieron implacablemente una tras otra. A pesar de darse cuenta de que eran suposiciones egocéntricas, la sospecha desbordante brotó de su corazón, impregnando el resto de su cuerpo. Sonia envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo tembloroso. Se estremeció horriblemente a pesar de no tener frío. Su cuerpo no quiso escuchar una vez que la conmoción tomó el control. Era una sensación que conocía bien, de cuando había perdido a su familia hacía tantos años.

— ¡Pamela…! —Incapaz de contenerse, Sonia gritó y se apoyó en Pamela.

—Sonia… pobrecita… —Pamela abrazó a Sonia con amabilidad y le dio una palmada en la espalda. —Dime, Sonia. ¿Por qué no cancelas tu compromiso con el caballero Crisford? —Sugirió ella.

—No puedo… el rey Patrice arregló esto. No es mi lugar hacer esa decisión…

— ¡¿Qué estás diciendo?! ¡Eres de la familia económicamente hablando más poderosa del reino! Si el Señor lo quisiera, ¿no estarías tú sentada en el trono en su lugar? Su Majestad no ignorará la opinión de alguien de una casa tan destacada, —insistió Pamela.

—Pero…

—Sonia, deberías ir a contárselo al rey. Entonces tú y el príncipe Severin finalmente podrán estar juntos después de todos estos años de suspirar por él…

—Pamela…

Sonia notó que la sonrisa de Pamela se veía inquietantemente sombría mientras continuaba instándola, pero se convenció de que se debía a la oscuridad de la noche.

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