Hetero, La Villana y el Jefe Final

Capítulo 4: La villana es codiciosa, así que sólo lucha para ganar. Parte 4

Había tomado medidas contra casi todo lo que la preocupaba. Se siente segura de que podría ganar. Está preparada emocionalmente.

Para todo menos para ese regalo imposible en la mañana de la fiesta.

—Que encantadora, Aileen. Apenas te reconocí.

— ¿De verdad, realmente lo dice en serio, padre?

Aileen se da vuelta, su mirada es intensa. Rudolph parpadea.

— ¿Me queda bien? Mi propio vestido no me eclipsa, ¿verdad? ¡Yo, de todas las personas!

— ¿Q-Qué te pasa? Esto no es propio de ti. Incluso cuando hiciste tu debut en la alta sociedad, nunca dijiste algo así. No me digas que tienes miedo de perder ante la dama Lilia.

—Ella no me importa en lo más mínimo; ¡Me enfrento al demonio más cautivador del mundo! Mi cabello y maquillaje deberían estar perfectos, pero aun así, ¡me preocupo!

Está al borde. Se ha mirado en el espejo una y otra vez, tantas veces que los sirvientes finalmente la llevaron a rastras y la metieron en el carruaje y, sin embargo, todavía no ha comprobado lo suficiente.

Tal vez debería de haber elegido un rojo un poco más maduro para mi lápiz labial. ¿Hubiera sido mejor hacerme un peinado alto?

Pero ya no tiene tiempo ni espejo. Su padre la toma de la mano, guiándola y, ella camina sobre el brillante piso de mármol del lugar de la fiesta.

Por un momento, la habitación se sume en el silencio.

Con su ajetreo y uso extravagante de la brillante seda blanca, a primera vista, su vestido parece tan puro como el de una novia.

Sin embargo, los destellos del elaborado encaje negro, el bordado en hilo de oro y los detalles de rosas negras que combinan con el adorno de su cabello toman esa impresión, que de otra manera podría parecer demasiado juvenil y, la transforman en algo seductor.

Como colores solitarios, tanto el blanco como el negro estarían mal vistos en una celebración a menos que haya una buena razón para ello. Sin embargo, este vestido, con su combinación de blanco y negro impregnado por lo que parece una filigrana dorada, atrae la mirada de las personas como un cielo estrellado. Algunas miradas son de reproche, mientras que otras son curiosas, mezcla de crítica y envidia. Ese es el ambiente que frecuentemente está en el aire justo antes de que despegue una nueva tendencia de moda.

No solo eso, sino que cuando la que lleva ese vestido es también Aileen Lauren D’Autriche, bueno…

En lugar de su habitual sonrisa altiva, sus ojos están abatidos y bastante melancólicos. Las sombras proyectadas por sus largas pestañas acentúan la palidez de su piel. Sus labios carnosos son como frutas suculentas y, con cada paso que da, el sofisticado aroma de rosas negras flota a su alrededor.

No importa cuán difamada pueda estar, es innegable que es hermosa, hasta en cada mechón de su cabello.

Sin embargo, la propia Aileen no se da cuenta de cómo la recibe la habitación.

El príncipe Claude eligió este vestido, ¿verdad? Se suponía que debía usarlo aquí, ¿verdad? Me queda bien, ¿verdad? Me lo dio porque me queda bien, ¿verdad?

Sus mejillas se sonrojan levemente. Cuando parpadea, con los ojos humedecidos, hace contacto visual con un joven noble que la mira, cautivado, como si estuviera embobado. Por reflejo, Aileen le sonríe levemente.

—Has cambiado un poco, ¿no es así? En este punto, sospecho que el príncipe Cedric volvería a enamorarse de ti.

— ¿Qué? ¿Qué está diciendo, padre? Lo rechazaría incluso si eso significara mi muerte.

—Ya veo… pensé que podría ser una movida viable. Habríamos podido ordeñarlo.

Su padre se ríe, pero sus ojos están serios.

—Dicho esto, sin duda serías demasiada mujer para un hombre promedio. Muy bien, hasta aquí es lo más lejos que puedo llegar, querida. Esperaré con ansias escuchar sobre tus hazañas.

Le da un pulgar hacia arriba. Su tez es rosada. En otras palabras, probablemente tenga un truco o dos bajo la manga.

Bueno, sería aburrido si ganáramos con demasiada facilidad, supongo… Vaya.

Isaac se acerca a ella. Esta noche, su cabello está cuidadosamente peinado y está vestido como un digno aristócrata. Nadie le habla, pero él sabe que es el centro de atención.

Isaac se detiene al pasar junto a ella e informa en voz baja.

—Es un gran éxito. Su reputación es precisamente lo que buscábamos.

—Ya veo.

— ¡Pensé que alguien tendría una conexión con la firma comercial Oberon!

Ese nombre rápidamente le llama la atención y, afina sus oídos para escuchar un poco más.

— ¿Cuál es el significado de esto? ¿Cómo es posible que no haya recibido una? ¡La hija del conde Wames sí lo hizo!

—Se rumorea que solo las envían a una pequeña selección de chicas. Como resultado, ya sabes quién está furiosa.

—Escuché que estaba junto a su almohada cuando se despertó. Los sirvientes dicen que ninguno de ellos sabe nada al respecto. ¡Es como magia! Confieso que solo escuchar eso me emocionó.

—Usarla se siente maravilloso. Mi piel está en una condición tan maravillosa; Ya no puedo imaginarme usando nada más.

— ¡Oh, no! Yo pensé que era sospechoso y lo tiré. ¿Qué debo hacer? ¿No hay ningún lugar donde se pueda conseguir?

—Escuché que hubo algunos que recibieron no solo una solución cosmética sino también jabón facial…

—Los productos de prueba ya casi se han agotado. Pensé en esta fiesta, alguien sabría al respecto, pero…

—Mi esposa quiere un poco y se niega a dejar de hablar sobre eso. Ahora estoy perplejo; pensar que nadie sabe nada…

Involuntariamente, Aileen sonríe. Cuando discretamente extiende una mano hacia Isaac, este choca los cinco con ella en celebración.

—Ahora, como estaba previsto, difundiré el rumor de que el ducado D’Autriche tiene conexiones con la empresa.

—Por favor, hazlo.

—Además, las últimas noticias del equipo de investigación: en primer lugar, la culpable detrás de las cartas amenazantes es Lilia. Ella misma está montando todo este numerito.

Ese es el espíritu, piensa Aileen.

Habría sido aburrido si la mujer que la había echado de su puesto de prometida fuera simplemente una mujer común y corriente.

—Ya veo. Entonces, el patrón de la papelería coincidía. ¿El príncipe Cedric también está en esto?

—No parece. Tengo las pruebas conmigo. Si las necesitas, avísame… Sin embargo, hay malas noticias.

— ¿Cuáles?

—La dama Lilia está desaparecida desde esta mañana. Escuché que el príncipe Cedric envió a un grupo de aprendices de caballeros, liderados por Marcus, hacia el bosque del rey demonio.

A su pesar, Aileen se voltea para mirarlo, pero Isaac sigue hablándole de forma indirecta.

—Hasta que encuentren a la dama Lilia, me dijeron que el rey demonio no vendrá.

—Príncipe Claude… ¿Y los demonios? No me digas que están siendo atacados.

—Cálmate; sabes que no hay forma de que capturen al rey demonio tan fácilmente. Además, existe ese pacto de no agresión. El rey demonio me pidió un favor. O, en realidad, lo hizo Almendra; me trajo un mensaje suyo esta mañana.

— ¿Esta mañana?

Si había podido enviarle un vestido, ¿por qué no le había enviado un mensaje? Aileen frunce el ceño e Isaac la mira directamente a los ojos.

—Dijo: hasta que yo llegue, cuida de Aileen.

De los camaradas de Aileen, el único que puede asistir abiertamente a la fiesta es Isaac.

Este le dirige una mirada decidida.

—Puedes hacer esto, ¿verdad? Después de todo, eres la mujer en la que tanto él como yo confiamos.

Ella levanta su barbilla con fuerza para que su mirada no se decaiga. Mira al frente con una sonrisa intrépida.

—Tienes preparativos que hacer para resolver el asunto del príncipe Claude, ¿no es así? Estaré bien; tú encárgate de eso.

—Bien… Si te hubieran degradado a plebeya, yo te habría aceptado, ¿sabes?

— ¿Hacerte mi marido? Nunca haría algo tan inoperante.

—Ja, cierto.

Intercambiando un ligero choca esos cinco, ambos se alejan en direcciones opuestas. Inmediatamente después, Cedric aparece en la plataforma, su rostro sombrío. Lilia no está a su lado.

Si esto continúa, Aileen será acusada como la secuestradora, tal como en el juego. Sin embargo, no entra en pánico.

Darle la vuelta a esto es precisamente como voy a ganar. No me subestimes.

La vez en que su compromiso fue roto, perdió. Pero esta vez, la victoria será suya.

—Detengan a Aileen Lauren D’Autriche.

Mientras Cedric da su orden, los guardias la rodean. Aun así, luce una elegante sonrisa.

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