Hetero, Mi marido con Cabeza de Bestia

Capítulo 2: Un matrimonio ahogado en objeciones. Parte 2

—Puede que todavía no lo apruebe, pero si esto es lo que quiere, entonces que así sea, princesa.

Rosemary salió completamente exhausta de la recepción de la boda y regresó a la habitación que le habían proporcionado. Ahora, estaba tratando de mantener abiertos sus ojos cansados ​​mientras escuchaba las quejas de su sirvienta de confianza.

Dicha sirvienta de confianza sentó a Rosemary frente al tocador y peinó lentamente su cabello, instándola aún más a dormir.

—No importa cuán aterrador pueda ser su rostro, no importa cuán sospechoso parezca, mientras no dañe un cabello de su cabeza, no me importa. —Al ver que no especificó de quién estaba hablando, Heidi probablemente no estaba particularmente molesta.

Ella había estado en contra del matrimonio con Claudio. Pero al mismo tiempo, respetaba la decisión de Rosemary, aunque no es que eso le impidiera hablar abiertamente al respecto.

—Me encanta que seas tan franca sobre este tipo de cosas, Heidi. —Rosemary admiraba el hecho de que Heidi pudiera decir lo que ella misma no podía. Y dado que Heidi había sido tan poco reservada al expresar su opinión, Rosemary sintió que podía estar tranquila, con o sin la presencia de la cabeza de una bestia. Tener un corazón y una cara que no coincidan da miedo, pase lo que pase.

—De hecho, también me gusta lo franca que es, ama. —Para el toque final, Heidi pasó una pomada floral por el cabello de la chica para fijarlo, lo que provocó que Rosemary soltara un gran bostezo. Quería seguir adelante y quedarse dormida, pero sabía que aún no debería hacerlo. Según los planes, se suponía que Claudio la visitaría después de esto. Si se hubiera quedado dormida, lo habría humillado.

Le voy a hablar de mis ojos y, luego…

Realmente no quería pensar en lo que seguiría.

De repente, le fue acercada una taza con un líquido marrón caliente. Los dulces vapores que emanaban hicieron que los ojos de Rosemary se iluminaran.

— ¡Kaola! ¿Por qué tienen Kaola aquí? No pueden exportarlo desde Volland, así que casi me había dado por vencida en tratar de obtener un poco. —Ahora completamente despierta, Rosemary tomó la taza, prácticamente extasiada.

Estaba prohibida la exportación de la fruta Kaola, la cual solo podía crecer en las tierras de Volland. El té se hacía a partir de las semillas de la fruta Kaola deshidratada. Pero el proceso de fabricación no solo se transmitía verbalmente a través de hábiles artesanos, sino que también era extremadamente difícil, tanto que resultaba imposible para los aficionados. Además, lo más importante, el reino había agotado casi por completo su suministro de la fruta. Por lo tanto, como era un producto tan escaso, se prohibía su exportación.

—Su Majestad… su padre parece haber negociado con la Unión. Según él, puede enviar todo lo que usted quiera beber a partir de ahora.

—Entonces, es eso. Debo agradecerle a papá… —Esto era algo que había estado acostumbrada a beber desde su infancia. Le trajo una sonrisa al rostro.

Inhaló el dulce aroma del té Kaola, desaparecido de su vida durante tres meses completos y, tomó un sorbo. Su amargura y acidez distintivas se extendieron por su boca, dejando una ligera y sabrosa acidez a su paso. Parecía empapar su camino a través de su cuerpo cansado. Aparentemente, en realidad tenía efectos anti fatiga.

—Vaya, es evidente lo mucho que le gusta. Yo no puedo beberlo sin azúcar. Sin embargo, el aroma es bastante dulce.

—Um, bueno… —Rosemary se giró para mirar a Heidi, quien estaba impresionada.

Resonó un golpeteo en la puerta, causando que Rosemary se tensara y endureciera su rostro por la sorpresa. Heidi hizo una mueca por solo un segundo antes de arreglar su rostro al siguiente, caminando para abrirle la puerta al visitante.

Rosemary miró nerviosamente la superficie marrón y oscilante del té, su cuerpo aún más tenso cuando sintió que alguien entraba en la habitación.

—Le deseo buenas noches. —Rosemary escuchó a Heidi despedirse y levantó la cabeza justo a tiempo para ver a su preocupada doncella desaparecer por la puerta. La sirvienta había estado charlando sobre asuntos completamente ajenos para distraer a Rosemary de su inminente luna de miel… y ahora se había ido.

Rosemary no pudo evitar sentirse triste, teniendo el impulso de seguirla, pero logró sofocar ese impulso después de que sus ojos vieron a Claudio parado junto a la puerta, vestido con su ropa de dormir y su bata.

La puerta estaba completamente cerrada y los pasos de Heidi se perdían lentamente en la distancia. Claudio no se movió de la puerta, a pesar de todo. Parecía estar comprobando fuera de la habitación.

¿Qué debo hacer en esta situación…?

Después de ponerse de pie torpemente, los ojos de Rosemary se encontraron con los de Claudio cuando este se dio la vuelta repentinamente. Él le dio una sonrisa, haciendo que su cuerpo se pusiera rígido.

— ¿Qué has estado bebiendo, si puedo preguntar? Sea lo que sea, tiene un aroma bastante dulce.

—Oh, perdóname. Terminaré el resto ahora mismo.

Claudio miró desconcertado cómo Rosemary se llevó rápidamente la taza de Kaola a los labios, solo para darse cuenta de que estaba demasiado caliente. Claudio luego se acercó a ella, tomando la taza con una sonrisa irónica en su rostro.

—No necesitas apresurarte. Simplemente te pregunté qué estabas bebiendo.

—Oh, um, es Kaola.

— ¿Kaola? Esa es una bebida de la que nunca he oído hablar.

Mirando de perfil a Claudio mientras miraba con gran interés la taza sobre el tocador, Rosemary apretó ambas manos y tragó saliva. Ronca por la tensión, abrió lentamente los labios.

—Mmm, Su Alteza. Tengo algo de lo que me gustaría hablar, en realidad…

—Sí, ¿qué podría ser?

Su garganta tembló al ver a Claudio sonriéndole, pero Rosemary se concentró y formó las palabras.

—E-Esto puede parecer algo inquietante, pero… —Mientras decía eso, su corazón latía tan fuerte que parecía probable que se desmayara en ese mismo momento. Solo imaginar lo que sucedería si se desmayara fue suficiente para que su pobre corazón sintiera que estaba siendo aplastado.

—Verás, veo las caras de las personas que tienen emociones negativas, como la ira y la envidia, como bestias. Es tan aterrador que no puedo soportarlo. Pero el tuyo es el único rostro que ha parecido humano todo el tiempo…

Claudio rápidamente borró la sonrisa de su rostro. El temor de que esta noticia posiblemente hiciera que el rostro de Claudio se convirtiera en el de una bestia había regresado, lo que provocó que Rosemary desviara la mirada de repente.

— ¡Siento mucho no habértelo dicho! No he estado tratando de engañarte; Solo pensé que podrías terminar odiándome, así que no me atreví a decírtelo…

—Este problema… ¿cuánto hace que lo tienes? —Claudio le preguntó en un tono tan indiferente que ella no supo si estaba enojado o sorprendido. Un sudor frío comenzó a correr por su espalda.

—No estoy segura. Todo lo que sé es que comenzó en algún momento cuando aún era joven…

— ¿En algún momento? En algún momento después de asistir al Día de la Fundación Nacional de Baltzar hace siete años, ¿quieres decir?

— ¿Eh? —Rosemary abrió los ojos con sorpresa. Levantó la vista tímidamente para ver que Claudio la miraba con el ceño fruncido, lo que hizo que lo mirara aún más sorprendida.

¿Está… enojado? Pero, no veo una cabeza de bestia en él… Además, ¿hace siete años…?

Teniendo en cuenta que Claudio generalmente tenía un comportamiento gentil y una forma educada de hablar, su tono más áspero hizo que Rosemary se encogiera del miedo. Por un lado, era raro para ella ver a alguien con cara de enfado mientras conservaba un rostro humano.

— ¿Qué pasa? ¿Te asusto? Si soy el único cuyo rostro te parece humano, entonces no deberías tener miedo, ¿verdad? —Dijo Claudio, la comisura de sus labios formó una sonrisa. Su expresión era tan melancólica que era difícil creer que esta era la misma persona que había estado sonriendo amablemente para ella hasta hace unos segundos; el extremo y completo cambio de tono la dejó sin palabras.

Claudio se acercó aún más a ella. Rosemary, temerosa, dio un paso atrás. Su mano de repente golpeó la taza que había sido colocada encima del tocador. La taza hizo un ruido metálico antes de que el dulce aroma del Kaola enriqueciera aún más la habitación. Rosemary miró en su dirección involuntariamente, pero lo que la hizo congelar no fue el Kaola derramado, sino lo que se reflejaba en el espejo de tocador.

— ¿Qué…? —La joven tensa, de rostro pálido y cabello caoba era ella. Sin embargo, lo que estaba a su lado no era el príncipe heredero de cabello negro.

Reflejada en el espejo había una persona con la cara de un león, su pelaje plateado como la luz de la luna y un par de cuernos de cabra oscuros con un brillo como la obsidiana. En otras palabras… exactamente el mismo rostro que el de la bestia sagrada que había visto grabado sobre la puerta de la capilla. Solo había una cosa. Incluso en el dormitorio con poca luz, pudo ver que tenía el mismo par de ojos azules de cuando era humano.

— ¿Una… cabeza de león plateada…? —Nunca antes había visto una cabeza de bestia en Claudio, así que esto fue todo un shock.

La repentina decepción y la comprensión de que esta persona no era diferente a los demás la golpeó como una tonelada de ladrillos.

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