En poco tiempo, la versión de prueba de la solución cosmética está completa. Cuando la prueban con mujeres de las clases altas, cuidadosamente seleccionadas por Isaac, con la debida consideración a la confidencialidad, es sumamente bien recibida. Aquí hay mucho potencial.
El problema es cómo venderla.
Incluso si intento venderla personalmente, mi nombre solo podría hacer que me rechacen en la puerta. Antes, había asumido que el apellido D’Autriche sería suficiente para ganar confianza, así que no pensé mucho en la publicidad, pero en este punto…
Escanea la lista de personas que están programadas para asistir a la fiesta; ha hecho que Jasper investigue el evento por ella. Esta será la primera velada que organizará el príncipe heredero y, la lista está repleta de nombres de grandes aristócratas. Si juega bien sus cartas, estará en el camino correcto.
Creamos buenos productos. Si podemos convencer a las personas de que las utilicen, seguro que serán un éxito. El problema es cómo hacerlo. ¿Debería humillarme y suplicar? No, si hiciera eso, solo se aprovecharían de mí…
Oye un susurro. Aileen está sentada en el escritorio de su habitación, sostiene una pluma y habla sin darse la vuelta.
—Se lo diré al príncipe Claude.
—…
—Eres Almendra, ¿no es cierto? Lo juro, nunca aprendes… Oh.
Cuando Aileen se voltea para mirar, sus ojos se abren en desmedida. El individuo que está parado allí no es un cuervo con pajarita, sino Beelzebuth.
Es verdad. Él también es un demonio. Supongo que también puede usar mi sombra.
Piensa algo un poco tonto.
Escabullirse en la habitación de una dama en medio de la noche… Demonio o no, ya que luce como un hombre, es una hazaña imperdonable. Sin embargo, simplemente no hay posibilidad de que lo haga por alguna razón ordinaria, por lo que la confusión le gana.
—Humana. Tengo una petición.
—Dios mío, ¿qué ha provocado esto?
Aileen inclina la cabeza con genuino desconcierto, no sarcasmo y, las arrugas de preocupación entre los ojos de Beelzebuth se profundizan.
—Preferiría no preguntar tampoco. Sin embargo, el chico me dijo que eras la indicada para el trabajo.
— ¿Te refieres a Denis? Siendo honesta, no soy tan habilidosa. Pero muy bien. Pregunta.
—El rey va a asistir a una fiesta, ¿no es así? Me gustaría ir con él.
Aileen parpadea enfáticamente. Beelzebuth lanza un profundo suspiro.
—Sé que Keith lo acompañará. Sin embargo, si él es el único allí, me preocuparé.
—Incluso si asiste con él, lo único que pueden hacer los sirvientes es pararse en una esquina, ¿sabe?
—Aun así… Esta fiesta será una reunión de los humanos que expulsaron al rey. Para él, será un campo de batalla. El rey es fuerte. No perderá.
Con ojos que mantienen una confianza inquebrantable, Beelzebuth continúa.
—Sin embargo, puede resultar herido.
—…
—Para evitar avergonzar al rey en esta fiesta, escuché que necesitaré un poder conocido como modales. Me gustaría adquirir este poder.
Para que al menos pueda estar a su lado.
Hay un intenso atractivo en sus ojos y, Aileen responde con una sonrisa irónica. No puedo rechazar esto.
—Está bien.
— ¿Me concederás el poder de los modales?
—Sí, se lo concederé. Todavía queda un mes. Para empezar, me aseguraré de que luzca bien. Después de todo, es la mano derecha y caballero del príncipe Claude.
Beelzebuth parece emocionado. Esa inocencia es genuina.
—El príncipe Claude es afortunado… Más que nada, me causa curiosidad.
Beelzebuth inclina la cabeza en una demostración de confusión. Su expresión pura y perpleja despierta tales sentimientos de asombro y celos que Aileen revela lo que hay en su corazón.
—Protege a los demonios y también salva a los humanos… Me pregunto qué tipo de persona es en realidad.
—Es el rey demonio.
—Sí. Esa puede ser la definición misma de un rey demonio. Es peligroso acercarse a él y es imposible saber qué puede pasar. Sin embargo, por esa misma razón, nadie puede ignorarlo… ¡Espera, eso es!
Es una revelación divina. Poniéndose de pie, echa otro vistazo a la lista de invitados a la fiesta.
—Deberíamos apuntar a este, y a este… Si mal no recuerdo, estos dos se llevan mal; ¡usaremos eso…!
—Hey, humana. Quiero que me enseñes eso de los modales rápido.
—Sí, por supuesto. Tiene que convertirse en un caballero que haga que los corazones de las muchachas aristócratas se aceleren.
Esto debería funcionar. Con la sonrisa de un comerciante corrupto, Aileen se voltea rápidamente hacia Beelzebuth.
Luego, cruzando ligeramente los brazos, le da una elegante sonrisa.
—Primero, arrodíllate ante mí.
~❀❀❀~
— ¿Es culpa tuya que Beelzebuth esté tan extraño últimamente?
Aileen está de pie en la nueva terraza del castillo, contemplando la escena desarrollándose debajo de ella, cuando una voz la llama. Ella levanta la mirada.
Directamente debajo, Denis está dando instrucciones a los artesanos que están trabajando en las renovaciones. Sin embargo, nadie parece sorprendido de ver al rey demonio flotando en el aire.
Ya les resulta familiar.
— ¿Extraño? Se ha vuelto más caballeroso recientemente, ¿no es así?
—Me dio una demostración interminable de saludos adecuados…
—Ayúdelo a estudiar, al menos. Queda una semana antes de la fiesta. El joven Beelzebuth está trabajando muy duro, príncipe Claude, simplemente porque quiere ir con usted.
Como si tuviera sentimientos encontrados al respecto, Claude desciende a la terraza. El pequeño fenrir, sentado a los pies de Aileen, se pone de pie y le cede su lugar. De pie junto a Aileen, Claude mira desde la terraza a las tierras circundantes.
—También escuché que has estado embelesando a los demonios para que acaten tus órdenes, usando postres.
—No los estoy obligando. ¿O necesito su permiso para cada pequeña cosa, príncipe Claude?
—No… Parece que se están divirtiendo, así que está bien.
Voces alegres les llegan desde abajo. Puede ver una bandada de cuervos que llevan cestas alrededor del cuello. También hay un hombre lobo que coloca una pesada viga de madera como si no pesara casi nada y luego la mantiene en su lugar.
Mientras Claude los mira, parece vagamente feliz. Aunque es invierno, el viento que sopla a través de la terraza se siente cálido.
—Los demonios me dijeron que si ayudaban con la construcción, los artesanos también les construirían casas.
—Sí. Los demonios tienen una fuerza sobrehumana. Denis dijo que no puede dejarles las tareas más delicadas, pero cuando se trata de trabajo físico y transporte, son muy confiables.
Gracias a eso, las restauraciones del castillo avanzan a más del doble de la velocidad habitual. Denis finalmente había dicho: —Les pagaré, así que ¿trabajarían para mí?
En respuesta, todos los demonios expresaron interés, siempre que el rey demonio les concediera permiso.
—Estoy segura de que harán un buen trabajo, incluso fuera de la barrera. ¿Quiere que se conviertan en miembros de mi empresa comercial? Sus funciones consistirán principalmente en la recuperación ante desastres. Usted puede convertirse en un ejecutivo, príncipe Claude y, juntos trabajaremos para mejorar la imagen de los demonios.
—Lo tomaré en consideración.
Posiblemente porque cree que negarse sería inútil en cualquier caso, le da una respuesta diplomática. Aunque le ha preguntado, Aileen no se imagina a Claude convirtiéndose en uno de sus subordinados, así que da marcha atrás y cambia el tema.
—Príncipe Claude, el territorio que gobierna, la tierra de los demonios, es sorprendentemente vasto.
—Sí. Al principio, realmente era solo este castillo abandonado y el bosque, pero…
Claude mira a lo lejos.
—Las cosas son tranquilas ahora, pero hace mucho tiempo, los demonios que habían sido expulsados de sus hogares por los humanos a menudo venían aquí. Después de un tiempo, comenzó el hacinamiento y, pronto no hubo suficiente espacio para que todos los demonios vivieran cómodamente o tuvieran suficiente comida.
—Un problema de refugiados, ya veo. ¿Cómo lo manejó?
—Keith compró un terreno adyacente. En ese momento, creo que era territorio de un conde.
Casualmente, Claude señala más allá del bosque.
—A medida que avanzas hacia el norte, el clima se vuelve más inclemente y la tierra más pobre. No solo eso, sino que también comparte frontera con el bosque del rey demonio. Si bien está cerca de la capital imperial, no debe haber valido mucho. Escuché que pudo comprarlo bastante barato.
—Pero la otra parte debe haber tenido su honor como aristócrata a considerar. Me imagino que las negociaciones deben haber sido difíciles… El joven Keith realmente es bastante capaz, ¿no es así?
—Sí. Confío en él para todo.
Su rostro está tan inexpresivo como siempre, pero sabe que lo dice en serio. Aileen siente un dolor punzante en lo profundo de su pecho.
—Envidio al joven Keith.
— ¿De verdad? ¿Por qué?
—Príncipe Claude. Las emperatrices también son súbditos… Siento que mi fracaso al intentar ganarme la confianza del príncipe Cedric fue un descuido mío como su subalterna.
Sopla un viento fuerte que hace retroceder las hojas de los árboles. A sus pies, el pequeño fenrir lanza un suave gemido.
—Ahora que lo pienso, había señales. Siempre era yo quien iba a verlo. Nunca recibí un regalo de él. Insistía en dejar el negocio en mis manos… Vaya, puede que las cosas no sean tan diferentes ahora.
Mientras piensa en eso, sin previo aviso, Claude le cubre la cabeza con la capa.
En medio del tempestuoso viento, murmura:
—Debes tener frío. Entremos.
—Oh, muchas gracias… Um, ¿Príncipe Claude? Este viento… O más bien, creo que veo un torbellino…
—Yo no soy como Cedric.
Oh, por eso está de mal humor.
Comprendiendo, Aileen sonríe bajo ese cielo abruptamente siniestro.
—Lo sé. Vendrá a la fiesta como prometió, ¿verdad, príncipe Claude?
— ¿Alguna vez Cedric ha faltado a una cita contigo?
—Sí, en el festival escolar del año pasado.
Cedric no apareció y Aileen se había quedado esperando sola. Si las cosas habían ido de acuerdo con el juego, Cedric había disfrutado de su propio baile privado en la terraza, a solas con Lilia, bajo las estrellas.
—Incluso si pasa algo y no puedo asistir, me excusaré adecuadamente.
Claude no hace una promesa superficial de que asistirá sin falta y, eso ciertamente lo hace diferente a Cedric.
Aileen se tranquiliza y asiente.
—Sin embargo, independientemente de sus razones, si no se presenta, le exigiré una compensación adecuada.
— ¿Cómo por ejemplo…?
—Que se case conmigo.
Espera que se enoje, pero en cambio, él se pone a pensar, con el rostro serio. Envuelta en la capa de Claude, Aileen parpadea.
—Vaya, ¿finalmente se ha resignado?
—Si lloras y me ruegas, podría considerarlo.