A la mañana siguiente, el mensajero enviado a buscar al párroco la noche anterior regresó solo.
—Ya veo… Así que tiene las manos ocupadas… —Dijo Sonia, decepcionada.
—Estoy tan abrumado de encargos que me temo que no podré ir en ningún momento en el futuro previsible, —había afirmado el sacerdote.
Al escuchar al mensajero transmitir la respuesta del sacerdote, Sonia bajó la mirada con tristeza. — ¿Significa eso que el resto del feudo también está sufriendo los fenómenos sobrenaturales que asolan el castillo? —Preguntó ella.
—No he oído hablar de ningún incidente… pero lo investigaré, —respondió Matthew, de pie junto a Sonia.
Ahora que lo pienso…
— ¿Dónde está el caballero Crisford? —Preguntó.
Después de tener a ese caballero con su grotesca barba y su presencia abrumadora pegado a su lado durante los últimos dos o tres días, fue desconcertante darse cuenta de que se había ido.
—El caballero Crisford se marchó esta mañana antes del amanecer. Dijo que volvería antes de que el sol alcanzara su punto más alto, —respondió el ama de llaves, lo que hizo que Sonia bajara rápidamente la taza de té de la que había estado bebiendo.
—Debería haberlo esperado antes de comer. ¡Dios, desearía que me lo hubieran mencionado antes! —Sonia protestó al ama de llaves.
El mayordomo entró y dijo con una leve sonrisa: —No era necesario. El caballero Crisford nos ordenó antes de irse que le sirviéramos el desayuno cuando se despertara en lugar de esperarlo.
—Cuando se fue, me dijo: Ha pasado tanto tiempo desde que Su Excelencia ha viajado una distancia tan larga, parece haberla agotado en cuerpo y mente. Iré a recorrer la tierra donde nació en busca de buenas noticias para levantarle el ánimo, —añadió Matthew.
Sonia exclamó involuntariamente, — ¡Oh, vaya! —Sus mejillas de porcelana se sonrojaron ligeramente.
—No necesitaba hacer tanto esfuerzo por mí… —Susurró Sonia.
El ama de llaves le ofreció a Sonia una taza de té recién hecho y dijo: —Estoy segura de que ese es simplemente el tipo de hombre que es.
—Es un caballero amable, duquesa Sonia.
—Para ser sincero. No solo es amable, es un caballero fuerte y renombrado. Estoy seguro de que le ofrecerá el apoyo que necesita, duquesa Sonia.
El ama de llaves, el mayordomo e incluso Matthew le sonrieron como si confiaran en Chris con todo su corazón, lo que llevó a Sonia a una confusión interior.
¿Qué debería hacer? Sonia no estaba personalmente entusiasmada con este matrimonio. Pero estaba segura de que nadie aceptaría su resistencia a todo el asunto únicamente por su cara peluda. Incluso si le pedía a Chris que se afeitara, era poco probable que fuera en contra de la última petición de su abuelo. Y ni siquiera ella podía explicar por qué sentía tanta aversión por su barba.
¿Es porque luce áspera y seca? ¿Porque es larga…? Simplemente visualizarla en su mente enviaba escalofríos por su columna vertebral.
Sin mencionar… Estaba preocupada por la actitud de Chris hacia ella. Era muy cortés y se mostraba afable y modesto. Con su trato extremadamente amable y caballeroso hacia las mujeres, ejemplificaba la magnífica imagen de un caballero real. Pero… no creo que esa sea la forma correcta de tratar a tu prometida.
¿Y si no la veía de forma romántica y simplemente obedecía las órdenes del rey? Sentía que era demasiado educado. ¿Cómo debería describirlo…? ¡Ya sé! ¡Es como un caballero protegiendo a una princesa…! ¿Eh?
Cuando pensó en cómo Chris había interactuado con ella todo este tiempo, encajaba perfectamente en la interpretación de caballero y princesa. Siempre se refería a ella como princesa y nunca exploraba ningún contacto físico más allá de tocar sus manos.
Por alguna razón, darse cuenta de eso hizo que el corazón de Sonia palpitara con un dolor punzante.
~❀❀❀~
El suave sol de primavera brillaba sobre las tierras de los Clare con tanta seguridad como en cualquier otra. Lejos del castillo, las hojas eran de un verde suave y fresco. Estaban llenas de vida mientras se bañaban bajo la luz del sol, absorbiendo el rocío de la mañana.
Los vasallos que habían comenzado a trabajar la tierra desde temprano no miraron con desconfianza a Chris por ser un forastero, sino que se inclinaron con el sombrero en la mano.
No debería haber esperado menos, ya que el escudo Clare está bordado en la gualdrapa de mi caballo, Chris se rió para sí mismo encima de su corcel. La vista hizo que los campesinos intercambiaran miradas confusas.
— ¿Mm? —Levantó la cabeza cuando sintió una malicia proveniente de la dirección del reluciente sol. Entrecerró los ojos, concentrándose en el objeto que se precipitaba hacia él.
— ¡Buen intento! —Gritó Chris, mientras desenvainaba la espada de su cintura y, sin bajarse de su caballo, enfocó toda su fuerza en su ataque. De acuerdo con la ley de la conservación del momento, un cuerpo actuaba sobre otro y, Chris envió la piedra del tamaño de un puño de donde vino. El objeto voló hacia el cielo a una velocidad aún mayor que cuando vino.
— ¡Gueeeh!
Usando su mano para protegerse del sol, Chris vio la roca golpear a un pájaro, el cual lanzó un grito parecido al de un humano mientras caía al suelo. Espoleando a su caballo para que galopase, se apresuró en la dirección en que había caído el pájaro. Mientras examinaba los arbustos contra los que probablemente se había estrellado, se encontró con una maravillosa paloma.
—Bueno… Esto debería venir bien para la cena de esta noche, —dijo, agarrando a la paloma sin vida por las patas. Mientras la levantaba, Chris frunció el ceño. —Tienes un aspecto atrozmente siniestro, amigo… pajarito.
Chris se convenció a sí mismo de que quizás las palomas también sufren dificultades antes de mirar las ramas enredadas en sus plumas.
—Y perece que soy un caballero bastante afortunado. Te garantizo que nunca he tenido que pasar hambre, —dijo Chris mientras se reía alegremente ante la gran cantidad de frambuesas silvestres.
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—Bienvenido de vuelta, caballero Crisford, —saludó Matthew. Como si fuera una señal, había aparecido cuando Chris estaba llevando su caballo al establo.
—Puede llamarme solo Chris, —ofreció el caballero.
—Nunca tendría la audacia de tratar al futuro marido de la duquesa Sonia en términos tan informales. —Matthew rechazó la oferta con una sonrisa irónica. Al ver a Chris encogerse levemente de hombros con resignación, el mayordomo bajó la voz para preguntar: — ¿Cómo le fue? ¿Pudo hacer que el sacerdote dijera la verdad?
A decir verdad, Matthew le había pedido al sacerdote que realizara un exorcismo más de una vez, pero cada solicitud era rechazada por una razón u otra. Aunque la nueva cabeza de la familia Clare, Sonia, había enviado la solicitud esta vez, era dudoso que la aceptara.
Por eso Chris se había ofrecido como voluntario para seguir en secreto al mensajero y observar la conversación. No se puede negar la posibilidad de que haya un motivo oculto detrás del rechazo de sus solicitudes. Chris había visto al mensajero abatido irse al ser rechazado sin siquiera poder ver al sacerdote.
— ¡Revelé mi propósito, en nombre del rey Patrice y, aun así me costó algo de trabajo aflojar los labios del hombre! Eso es lo que me tomó tanto tiempo… ¿Su Excelencia sospecha algo?
—No, le dije que usted dijo que estaba buscando buenas noticias en la tierra donde nació para levantarle el ánimo, —respondió Matthew.
—Veo que es mejor con las mujeres que yo, —bromeó Chris.
—Seguro que bromea, —respondió Matthew y luego frunció el ceño con amargura por lo del sacerdote.
—Pero si lo que dijo el sacerdote es cierto, nuestro enemigo podría ser demasiado poderoso para cualquiera que no sea el mismo Papa; no, podría resultar un desafío incluso para Su Santidad, —dijo Chris.
—Entonces realmente es…
—Entonces, ¿sabe acerca de esto? —Chris preguntó con gravedad, cuando la expresión en el rostro de Matthew se volvió más sombría.
—Sí, lo sé, —respondió él, bajando la mirada con tristeza.
—Necesito informar a Su Majestad y diseñar un plan… Si nos enfrentamos a un sacerdote caído, complicará las cosas en más de un sentido, —dijo Chris, desatando una canasta atada al caballo. La canasta estaba llena de flores silvestres de primavera, frambuesas maduras y la paloma que había derribado.
—La gente de aquí es agradable y amigable. Parecían tranquilos en lugar de cansados del mundo. Es la señal de una buena tierra bajo una administración justa.
—Es un honor escucharlo decir eso.
—Al menos de esta manera, el mensaje que le dio a Su Excelencia ya no será una mentira, Matthew, —dijo Chris con una sonrisa de oreja a oreja y una risa traviesa, antes de dirigirse al castillo para darle a Sonia la canasta.
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Mientras esperaba junto al edificio para recibir a Chris, los ojos de Sonia casi se salen de sus cuencas cuando él le entregó una canasta. Esta estaba llena de la fragancia fresca y natural de las flores silvestres y el aroma agridulce de las frambuesas.
—Huele como si estuvieran recién cosechadas, —dijo.
— ¿Le gustaría probar una? —Preguntó Chris, sacando una de las frambuesas de la cesta para mostrársela a Sonia. La lustrosa frambuesa roja era grande y madura, seduciendo sus papilas gustativas.
— ¡Se ve deliciosa!
Olvidando sus modales, Sonia mordió la frambuesa entre los dedos de Chris. Al darse cuenta de que había ido demasiado lejos, rápidamente tapó su boca con sus manos mientras masticaba la baya. Mientras tanto, Chris se quedó estupefacto, mirando boquiabierto a Sonia.
El ama de llaves la reprendió, —duquesa Sonia, ¡eso es muy impropio de una dama!
—L-Lo siento… —Sonia se disculpó, poniéndose tan roja como una frambuesa.
Para ocultar su propia vergüenza, Chris descartó el asunto con un, —No se preocupe… Pero, um, gracias a Dios no la espanté esta vez, —en un susurro.
—Viendo lo frescas que están, podríamos comerlas así mismo. ¿O debería hacer una tarta con ellas? —Preguntó el ama de llaves.
Reconociendo que el ama de llaves le había ofrecido una salida a esta incómoda situación, Sonia respondió: —eso me gustaría —y le entregó la canasta.
Esto no es propio de mí, ¿verdad? Sonia lanzó miradas furtivas a Chris mientras lo guiaba hasta el comedor, ya que aún no había comido.
No lo encontraba en lo más mínimo repulsivo o aterrador hoy. De hecho, su corazón latía tan rápidamente como cuando pensaba en el príncipe Severin.
¿Es por mi comportamiento escandaloso de hace unos segundos? Realmente ya era hora de que comenzara a actuar como una verdadera dama. Después de todo, se iba a casar.
Me voy a casar. Ante ese pensamiento, de repente se sintió deprimida. ¿Podría ver a este hombre como su cónyuge por el resto de su vida? Podría llegar a respetarlo, pero para dejar herederos, eventualmente necesitaría tener un hijo.
¿Podría soportar tener un hijo con él? Intentó imaginarlo. Despojado de su ropa, el pecho robusto y firme de Chris era como un campo cubierto de pelo irregular en el pecho… Cuando tocaban su piel, las cerdas aceradas le picaban, no, le rasguñaban…
—Ay… ¡Ay, eso duele! —Sollozó Sonia. Simplemente imaginarlo hacía que le doliera la piel.
— ¿Eh? ¿Se clavó una espina? —Preguntó Chris.
— ¿Qué?
—Estaba llorando del dolor… —Señaló Chris.
—Eh, no era nada. —Al darse cuenta de que los pensamientos de su ensueño habían salido de su boca cuando Chris expresó su preocupación, Sonia le ofreció una sonrisa falsa.
Para empeorar las cosas, esta boca mía dice cosas en las que ni siquiera estoy pensando. ¿Qué le está pasando a mi cuerpo…? Reflexionó sobre sus problemas, preguntándose si sería prudente consultar a un médico.
—Princesa, —interrumpió Chris, de pie junto a Sonia, —me gustaría hablar sobre nuestros planes de matrimonio.
¡Aquí viene! Sonia miró fijamente el rostro de Chris, el corazón le latía con tanta fuerza que le dolía el pecho.
— ¿Le importaría si posponemos la boda?
— ¿Eh…? —La inesperada solicitud dejó atónita a Sonia.
Chris elaboró aún más, —me doy cuenta de que no somos extraños que nos encontramos por primera vez, pero ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. Sin mencionar que todavía era una niña en ese entonces. Me imagino que esto no debe resultarle fácil inmediatamente después de dejar la abadía, especialmente cuando su prometido es un viejo como yo.
—No, yo no diría eso… Y no es un viejo… —Protestó Sonia.
Aunque Sonia se había sorprendido tanto al verlo que se desmayó, era solo porque esperaba que el príncipe Severin viniera por ella. Además, también le había sorprendido su barba. En su viaje a casa, se sorprendió al descubrir que no le importaba especialmente que él fuera mayor.
No si es como él, pensó, pero también sintió, pero no puedo soportar esa barba. ¡Todo ese excesivo vello corporal también es demasiado para mí!
—Pensé que sería mejor esperar hasta que nos conozcamos un poco mejor, para sentirnos más cómodos el uno con el otro, —continuó.
Si tuviera más tiempo, ¿la barba y el vello de su cuerpo dejarían de molestarla? Si se casaran como estaban las cosas, era dudoso que disfrutaran de una vida plena como recién casados. Podría abrir una profunda brecha entre marido y mujer.
Pero…
—Pero, señor Chris, este matrimonio fue arreglado por Su Majestad. Estoy bastante segura de que cuando el rey arregla un matrimonio, asiste a la ceremonia. La fecha debe ajustarse para que coincida con su horario. No es nuestro lugar cambiar la fecha a nuestra propia discreción, ¿verdad?
—No tendremos ningún problema con ese asunto, —respondió Chris.
— ¿Perdón? ¿Como puede ser?
—Dentro de un mes, el rey Patrice celebrará un baile en el palacio real para celebrar su cumpleaños. Entonces planea anunciar nuestra boda. ¿No recibió la notificación?
—Sí, pero es un honor demasiado grande para nosotros.
—Usted es la hija del querido primo del rey. No solo son parientes, él es su guardián. Además de eso, es la mayor poseedora de activos del reino. Y sobre todo, Su Majestad la ama como si fuera su propia hija. Le hace feliz poder celebrar con usted.
— ¡Esa es una razón más para no posponer la boda! Si se enterara de que hicimos eso, ¿no lo destrozaría…?
—Estoy seguro de que preferiría eso a verla como una novia envuelta en un velo de preocupación.
Sonia no pudo evitar tocarse las mejillas. — ¿Realmente me veo tan mal?
—Por supuesto, entiendo que nuestro matrimonio no es lo único que la agobia. Así que, por favor, no luzca tan preocupada, —le aseguró Chris cuando Sonia bajó la mirada con ojos melancólicos.
Es un hombre tan increíblemente amable. No solo estaba tratando de evitar que esto fuera incómodo para ella, sino que también había tratado de levantarle el ánimo. Se necesitaba ser un adulto con mucha confianza para poder sugerir que pospusieran su boda.
Sonia sabía cuánto valía. Podía ver cuán tentadora la encontraban los hombres; una huérfana cargada de enormes activos y una enorme propiedad. La mayoría estaría ansioso por llevar a una chica como ella al altar antes de que pudiera cambiar de opinión. Pero Chris priorizó sus sentimientos, vio cómo los problemas de Sonia y el castillo la preocupaban, la agobiaban. Su bondad hizo que su corazón vacilara y, sin embargo…
Esa maldita barba pegada a su cara envía escalofríos por mi columna…
—Señor Chris, gracias por ser tan comprensivo. Um, solo para que lo sepa, no me desagrada de ninguna manera. Quiero que se dé cuenta de eso.
—Princesa…
La confesión de Sonia debió de ser una gran sorpresa, porque Chris la atrajo a sí en un abrazo sofocante.
— ¡S-Señor Chris!
Se deslizaron al suelo, su cuerpo encima del de ella.
— ¡No! ¡Suéltame! —Sonia estalló en gritos, su mente confundida por su repentino ataque.
Fue en ese mismo momento cuando el sonido estridente del cristal rompiéndose atravesó los oídos de Sonia, haciéndola encogerse en los brazos de Chris. Al oír el estruendo, el personal del castillo entró corriendo frenéticamente en la habitación.
— ¡Duquesa Sonia! ¡Caballero Crisford! ¡¿Están bien?!
La escena que recibió a Sonia una vez que Chris se apartó de ella fue un mar de fragmentos de vidrio de los candelabros rotos. El candelabro decorativo se había caído del techo; el candelabro, con sus docenas de finos candeleros hechos de vidrio soplado dispuestos en un círculo, había caído exactamente donde Chris y Sonia estaban hablando hacía solo unos momentos.
Si no fuera por el señor Chris, ese candelabro me hubiera aplastado. Al ver el horrible destino que casi le sobrevino, Sonia comenzó a temblar.
—Señor Chris, —dijo ella. Sonia se volteó para mirarlo y sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. Varios pequeños fragmentos de vidrio le habían atravesado la ropa y se habían incrustado en la parte superior de su brazo derecho.
— ¡Tiene vidrios enterrados en su brazo! ¡Oh, Dios! ¡Alguien, dense prisa y busquen a un médico! —Sonia ordenó desesperadamente a la multitud, pero Chris negó con la cabeza con una sonrisa.
¿Cómo puede estar tan tranquilo? ¿No le duele? La respuesta llegó muy pronto.
— ¡Ngh! —Chris se flexionó lo suficiente como para hacer estallar sus bíceps. Cuando lo hizo, los fragmentos de vidrio que perforaban su brazo salieron como corchos en botellas de champán. Su brazo no mostró signos de haber sido herido.
— ¡Ja, ja, ja! ¡Esto no fue nada! ¡No sigo un régimen de entrenamiento cualquiera! —Se jactó.
— ¡Increíble…! Si entreno tanto como usted, ¿también podré llegar a expulsar algo que me apuñale? —Superando su sorpresa, la seria pregunta voló de la boca de la sobrecogida Sonia.
En respuesta, Chris pareció serio cuando dio su respuesta. —Si entrenas lo suficientemente duro, puedes, hasta cierto punto.
Las sirvientas y el personal de los alrededores agitaron las manos frenéticamente en protesta. — ¡No, eso es imposible!
—A decir verdad, mi habilidad para usar magia protectora probablemente ayude, —admitió Chris.
Sonia asintió y dijo, —supongo que tiene sentido. —Todos los demás también estuvieron de acuerdo y comenzaron a limpiar el candelabro de inmediato.
—Duquesa Sonia, ¿se encuentra bien? —Preguntó el ama de llaves mientras trabajaba con Chris para ayudar a Sonia a recuperarse.
—Sí, estoy bien. Pero me sorprende que el candelabro se cayera tan repentinamente…
—Recientemente lo bajamos para reemplazar algunos de los candeleros que estaban rotos. Quizás la base no estaba atornillada con la suficiente firmeza. Esta vez me aseguraré de que esté atornillado firmemente en su lugar, —dijo el mayordomo.
Sin embargo, a partir de este incidente, Chris parecía atraer la calamidad.