Hetero, La Princesa Maldita y el Caballero Afortunado

Capítulo 2: Fenómenos sobrenaturales en el castillo Clare. Parte 2

Sonia salió al balcón de la habitación privada que le había sido asignada en el segundo piso y contempló el cielo nocturno. La luna que brillaba claramente en el cielo nocturno envolvió suavemente a Sonia con una suave luz dorada que no menguaba. Pero ni siquiera esta tierna vista de la luna pudo disipar la ansiedad que se estaba gestando en el corazón de Sonia.

Debería de haberlo notado. La forma en que se comportaron los sirvientes debería de haberle llamado la atención. Entre salir de los terrenos de la abadía por primera vez en bastantes años y la nostalgia de ver al duque que había sido como un padre para ella, Sonia se había sentido demasiado abrumada para notar cómo la veían los demás. No se había dado cuenta de que algo andaba mal.

Sin embargo, solo había el mínimo necesario de personal en la mansión. Además, la sirvienta asignada a su habitación la miraba y temblaba, tratando desesperadamente de leer la expresión de Sonia para no disgustarla. Como si quisiera irse de inmediato si Sonia no la necesitara. Como si estuviera aterrorizada de un ser temible al que se había visto obligada a servir…

Después de ver el colapso de Brigitte, la visión color de rosa del mundo exterior de Sonia se centró gradualmente en una realidad inquietante. Se dio cuenta de que algo andaba mal.

Pero por qué… El duque no había tenido miedo de abrazarla cuando se abalanzó sobre él.

¿Estaba poniendo una fachada valiente a pesar de su miedo? Ante ese pensamiento, las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Sonia. ¿Por qué?

Estaba asustada por los cambios que la carcomían lentamente desde ayer.

¿Qué hay en mí que la gente encuentra tan terrible? Se preguntó a sí misma. Mientras reafirmaba la pregunta sin respuesta, el sonido de golpes en la puerta llamó su atención. Pensando en el pasado, Sonia recordó que ya había despachado a la sirvienta porque esta parecía ansiosa por irse. Como tal, tuvo que responder al llamado personalmente.

— ¿Quién es?

—Soy yo, princesa, Crisford. Quería desearle buenas noches.

Un remolino negro se agitó en el pecho de Sonia. ¿Qué era esta repugnante sensación de malestar? No tenía sentido que se sintiera enferma simplemente por el sonido de la voz de Chris.

Y en mi mente, estaba tan feliz de que él fuera lo suficientemente cortés como para darme las buenas noches.

— ¿Está todo bien? ¿Estaba a punto de irse a dormir? —Preguntó Chris.

Sonia sintió lástima por Chris cuando volvió a hablarle desde el otro lado de la puerta. Dejando a un lado lo miserable que se sentía, Sonia respondió: —Ya voy, —y abrió la puerta.

En el momento en que sus ojos se posaron en ese rostro cubierto de vello facial marrón claro, el mundo alrededor de Sonia comenzó a girar. Pero se mantuvo firme mientras su vestido ocultaba sus piernas temblorosas. De alguna manera logrando evitar colapsar, forzó una sonrisa.

—Señor Chris, gracias por venir exclusivamente a desearme buenas noches.

—El honor es mío. Partiremos temprano en la mañana. Esta fue su primera salida en mucho tiempo, debe estar agotada después del largo viaje en carruaje. Espero que duerma…

—Dame un descanso. Cerraría los ojos mucho más rápido si no hubieses venido a mi habitación, maldito asaltacunas.

Ambos se quedaron sin palabras. Ésa había sido la voz grave y profunda de un hombre. Después de congelarse por un momento, la mente de Sonia comenzó a correr salvajemente, convencida de que la voz había salido de sus propios labios. Se llevó las manos a la boca.

— ¿Eh? ¿Eh? ¿Qué? ¿Lo que acaba de suceder? ¿Esa fui yo? ¿Qué fue lo que dije? —Preguntó, una inmediatamente después de la otra.

Al ver a Sonia ponerse roja rápidamente, Chris se echó a reír a carcajadas y dijo: — ¡Ja, ja, ja! Qué desconsiderado de mi parte visitar a una dama tan tarde. Por favor discúlpeme.

— ¡No! ¡Nada de eso! ¡Me hizo feliz! ¡En realidad me sentía un poco deprimida antes de que viniera!

— ¿Por qué? Si lo desea, puede hablar conmigo al respecto. Después de todo, soy su prometido.

Prometido. Por alguna extraña razón, Sonia se sintió molesta con Chris por enfatizar eso. ¿Por qué estás tan molesta, Sonia? ¿No es natural que tu prometido se preocupe por ti? Pensó para sí misma.

—Solo buscas mi tierra y mi dinero. Tu hermano mayor se llevó toda la fortuna, así que debes estar muy desesperado por atrapar a una chica rica… ¡¿Eeh?!

¡No otra vez! Esta vez Sonia se puso pálida y cerró la boca de golpe.

— ¡Y-Yo…! ¡Eso no es lo que pienso! ¡¿Por qué?! —Gritó Sonia. Incapaz de entender lo que le estaba pasando, negó con la cabeza mientras se cubría la boca con las manos.

Se le llenaron los ojos de lágrimas mientras repetidamente se retractaba, insistiendo: —No lo decía en serio. — Chris la agarró firmemente por los hombros delgados con ambas manos y le dedicó una sonrisa que cubría todo su rostro.

—Debe de estar exhausta, princesa. Asegúrese de descansar bien esta noche. Oh, por cierto, ¿tiene algún rosario consigo?

—Ah… Sí, lo tengo. Es el que siempre usaba en la abadía… —Respondió Sonia.

—Me imagino que debe estar alterada por el compromiso tan repentino y dejar la abadía tan apresuradamente. Si sostiene el rosario como lo hacía en la abadía, seguramente le ayudará a relajarse, —sugirió.

— ¡Bu-Buena idea! ¡Estoy segura de que así será!

Sonia corrió hacia su equipaje, sacó el rosario de un pequeño estuche y se lo puso alrededor del cuello. En el momento en que lo hizo, definitivamente se sintió más tranquila. Sonia dejó escapar un suspiro de alivio, sintiendo como si un viento refrescante hubiera abrazado su cuerpo. Chris también parecía aliviado.

—Princesa, con esto, le deseo buenas noches. Que tenga dulces sueños, —dijo Chris.

Habiendo hecho su visita de cortesía, Chris comenzó a alejarse hasta que Sonia corrió hacia él.

— ¡Señor Chris! —Exclamó ella. Trató de tocarle la mano, pero se encontró dudando al ver el tupido bello corporal. Sin mencionar que temía que la electricidad estática le diera otro golpe desagradable como el de esa tarde.

Chris se rió de la vacilación de Sonia mientras movía la cabeza de un lado a otro. —No hay problema, —dijo consoladoramente, consciente de cómo se sentía ella.

De ninguna manera a Sonia le disgustaba su completa amabilidad. Sin embargo, si ese era el caso, ¿por qué lo encontraba aterrador?

—Gracias… y buenas noches, —dijo Sonia mientras le daba a Chris una sonrisa llena de gratitud, ocultando la culpa que sentía por su miedo hacia él.

~❀❀❀~

—No debe agitarse tanto, Su Excelencia. Debe mantener la compostura a su alrededor o, de lo contrario su comportamiento estimulará la maldición comprimida en ella, —advirtió Chris.

—Lo siento… —Brigitte se disculpó. Bajo la fiera mirada de Chris, la duquesa Brigitte enterró su pálido rostro en su pañuelo.

—La princesa no sabe la verdad. Solo caeremos en sus garras si ella no sabe por qué todos los que la rodean se ponen histéricos y la condenan al ostracismo. Más que nada, él se nutre del miedo y la confusión interna de la gente, —enfatizó Chris.

—Lo sé… Me comportaré como si fuera normal mañana cuando vea marchar a Sonia, —dijo Brigitte.

—Por favor, hágalo.

Habiendo permanecido al margen durante la conversación de su esposa con Chris, el duque Dumas de repente dio un profundo suspiro. Era una indicación de que había escuchado lo suficiente.

— ¿De verdad cree que Sonia ha sido maldecida? Me gustaría creer que no es cierto, —dijo el duque.

—Pero la gente ha estado hablando de esta maldición durante años… Solo que nadie ha sido lo suficientemente insensible como para mencionarlo frente a esa pobre familia, —dijo la duquesa.

Ella agregó, —Pero… primero perdimos al duque Clare y su esposa en ese terrible accidente… Luego, comenzando con el primero en la línea de sucesión cuando murió al caer de su caballo, los Clare perdieron hijos por enfermedades, accidentes y duelos en el transcurso de unos pocos años… Ya no se puede descartar esto como un mero chisme…

—Su Excelencia, —Chris interrumpió a la duquesa cuando la sangre desapareció de su rostro una vez más. —Tenga mucho cuidado de que la princesa no se entere de esto. Le agradecería que pudiera hacer eso hasta que encuentre una manera de romper esta maldición. Esta es una orden real, emitida personalmente por Su Majestad.

— ¿Por el rey Patrice en persona…? Por supuesto que puedo. —La duquesa retorció su pañuelo mientras asentía con la cabeza en señal de entendimiento.

Las órdenes emitidas por el rey eran absolutas. La situación era lo suficientemente delicada como para requerir la intervención directa de Crisford Cortot, la mano derecha del rey y el comandante militar de mayor rango del reino. No solo implicaba la posibilidad de que esto pudiera convertirse en un grave problema para el reino, sino que también indicaba la importancia de los Clare.

—Aunque no creo en esas tonterías de la maldición de los Clare, también usted me parece extraordinario, —le dijo el duque Dumas a Chris.

— ¿Cómo es eso?

— ¿No tiene miedo? ¿No le asusta la maldición sobre esa chica? —Preguntó el duque. Era una pregunta perfectamente razonable.

—Desde tiempos antiguos, ha sido una práctica común que los caballeros protejan a las princesas y las salven de cualquier tipo de problema, —dijo Chris con un guiño y una sonrisa radiante de confianza.

~❀❀❀~

Al levantarse temprano a la mañana siguiente, Sonia y Chris dejaron la mansión del duque para dirigirse hacia el castillo Clare. Sonia estaba de un humor espléndido, balanceando una canasta en su regazo. Brigitte se la había dado personalmente, diciendo: —Aquí hay algo para el viaje en carruaje.

Supongo que anoche no se sentía bien, como dijo el duque.

Desde que le puso el rosario alrededor del cuello, la nube negra dentro de ella se había desvanecido por completo. No estaba segura de si tenía algo que ver, pero la vista del rostro borroso y las manos peludas de Chris no la molestaba hasta el punto de desmayarse… Simplemente se estremecía un poco.

— ¿Qué tiene ahí en la canasta? —Preguntó Chris, rebosante de curiosidad. Para ser justos, se habían marchado en las tenues horas antes del amanecer, sin posibilidad de desayunar. No ayudaba que el carruaje estuviera cubierto por un aroma indescriptiblemente delicioso que emanaba de la cesta.

—Echaré un vistazo, —respondió Sonia. Ella también tenía curiosidad. El olor dulce y tostado era tentador.

En el momento en que abrió la canasta, Sonia volvió a mirar a Chris con ojos que brillaban como aguamarinas y le pasó la canasta con un — ¡Mire! —para mostrarle el contenido.

Tenía pollo frito y sándwiches con jamón, queso y muchas verduras. De postre, había una tarta decorada con frutos secos. También estaba repleta de una generosa cantidad de fruta fresca.

— ¡Esto es increíble! —Exclamó Chris. Sus ojos también brillaban. Parecía como si estuviera a punto de atacar la canasta en cualquier momento.

— ¿Tiene hambre? —Preguntó Sonia. Al ver que Chris estaba a punto de babear, ella ofreció: — ¿Le gustaría comer?

—Oh, no debería… Mis disculpas. Quien me viera, un hombre adulto, emocionándome por comida. Esto es terriblemente vergonzoso, —se disculpó Chris.

Sonia no pudo evitar reír al verlo acariciándose el pelo corto en la parte de atrás de su cabeza en un pobre intento por ocultar su vergüenza.

— ¿Por qué no prueba un poco? —sugirió, pero Chris se negó con un movimiento de cabeza. — ¿Pero estará bien? —Presionó con preocupación.

Cualquiera que viera a Chris podía ver que era físicamente grande, con una constitución fuerte y robusta, digna de un soldado. Mientras tanto, Sonia pensaba que podría arreglárselas sin comer mucho, ya que estaba acostumbrada a las comidas sencillas de la vida en la abadía y no era muy activa. Chris pasaría hambre si su ración no fuera proporcional a su gran tamaño corporal.

—No es necesario que coincida con mis hábitos alimenticios, ¿de acuerdo? Siéntase libre de servirse algo, —agregó y le devolvió la canasta a Chris. A pesar de tomarla, Chris rápidamente bajó la tapa y colocó la canasta a su lado.

— ¿Señor Chris?

Al darse cuenta de cómo Sonia parpadeaba con sorpresa, Chris explicó con una sonrisa, —sé de un lugar magnífico para descansar no muy lejos de aquí. El sol debería estar saliendo para cuando lleguemos, así que desayunemos allí.

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